Por: Carmen Luisa Vásquez Stanescu
El hombre comienza a utilizar las fuentes disponibles de energía por la necesidad de incrementar las horas de luz y preservar los alimentos. Originalmente esto se lograba con el fuego hasta la invención de las bombillas, similares a las utilizadas hoy día, para la iluminación. Pero incluso el fuego, como fuente de energía, era agotable, en función del consumo de las reservas que se utilizaban para producirla. No es hasta el siglo XVIII cuando se comienza a desarrollar la energía eléctrica como la conocemos hoy. Por su gran utilidad, controlabilidad, inmediatez de utilización y limpieza en los usuarios finales se convierte en la forma de energía más utilizada. Inicialmente sólo se utilizaba para el alumbrado público, actualmente está implícita en todas las labores del ser humano, siendo un elemento clave en el desarrollo económico de los países que tradicionalmente han establecido una relación entre su consumo y el PIB.
La Eficiencia Energética nace de la necesidad de frenar el consumo creciente de la energía eléctrica que se viene dando y sus efectos sobre el ambiente. Ésta tiene su origen en la década de los 70, durante la crisis petrolera, donde los países importadores se vieron en la necesidad de disminuir el consumo de los combustibles fósiles. Adicionalmente, las emisiones de los vehículos de combustión y por la producción de energía eléctrica a partir de fuentes no renovables son las que aportan mayormente los gases efecto invernadero, como CO2 y otros, que han perjudicado la vida en el planeta, ocasionando el calentamiento global. En 1997, con el Protocolo de Kioto sobre el Cambio Climático, se hace un mayor énfasis a nivel mundial en lograr la reducción de las emisiones de estos gases. Documentales como el de Al Gore, con Una Verdad Inconveniente en el 2006, y de Leonardo Dicaprio, con La Penúltima Hora en el 2007, entre otros, busca concientizar a la humanidad sobre el calentamiento global y sus efectos en las generaciones futuras.
La Eficiencia Energética busca mantener los mismos beneficios en los usuarios finales con un menor consumo de la energía eléctrica. Adicional a la reducción de los costos en la facturación y de las emisiones que producen el calentamiento global existen otros beneficios como postergar las inversiones por la ampliación de las instalaciones e incluso mejorar la seguridad del suministro eléctrico. Se ha visto recientemente en Seminarios Latinoamericanos sobre el tema que los representantes de los distintos países han presentado éste como un problema social donde los ahorros obtenidos por la desaceleración de la construcción de nuevas instalaciones pueden ser utilizados para llevar la energía a los que no tienen acceso o en programas sociales que lo necesiten. El año 2008 en Venezuela ocurrieron tres grandes apagones que dejaron sin suministro a una parte importante de la población. Éstos afectaron la economía de la nación y la calidad de vida de los ciudadanos. La causa de los dos primeros fue atribuida a que se rompió el equilibrio que debe existir entre la generación y el consumo de la energía eléctrica. Esta energía no puede ser almacenada en grandes bloques, así que debe ser generada al momento de su consumo, al romperse este equilibrio se perturba el sistema llevándolo a colapsar y a tener los efectos como los vividos en esos momentos.
Actualmente existen grandes esfuerzos por promover la Eficiencia Energética, entre estos, fomentando el conocimiento sobre el tema, la formación de investigadores y el intercambio y aplicación de las diferentes experiencias de los proyectos en el área. Sin embargo, continúa siendo necesario que se sumen los esfuerzos de todos los involucrados y que se de mayor atención al tema a todos los niveles: en la formación escolar, en el área de la industrial y de servicios y, por supuesto, en nuestros hogares y trabajos. En esto juega un importante papel las normas y regulaciones oficiales, la colaboración de los medios de comunicación y la de todos nosotros como habitantes de La Tierra.
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